Norma protege la biodiversidad ante efectos dañinos de la contaminación lumínica
Desde el 19 de octubre comenzó a regir una nueva norma lumínica con el objetivo de
contribuir a una iluminación sostenible.
Impulsado desde el Ministerio del Medio Ambiente, entró en vigencia una nueva norma
lumínica que tiene por objetivo avanzar hacia una iluminación sostenible, considerando
los impactos que puede traer en la astronomía, salud de las personas e incluso en la
biodiversidad.
En concreto, se exige que entre las 00:00 horas y hasta las 7 de la mañana, las pantallas
publicitarias permanezcan apagadas, además de acotar con un límite el número de
pantallas nuevas a instalar. No es un misterio que la iluminación influye en diversas áreas,
pero específicamente en la biodiversidad genera un impacto que repercute en el
desarrollo de distintos seres vivos.
Efectos en la biodiversidad
Sobre los efectos negativos de la luz artificial en la biodiversidad, los organismos tanto
animales y también plantas cambian sus ciclos circadianos, relacionados con el ritmo con
el que se identifica el día y la noche. “La luminosidad incide en ciertos receptores que se
activan o no, entre la diferencia del día y la noche. Eso, por ejemplo, produce que nos de
sueño en la noche, dado que se activa la producción de melatonina. Procesos similares
ocurren en todos los animales. Al tener mucha luminosidad durante la noche se alteran
estos ciclos”, contextualizó el Dr. Carlos Zamora, académico de la Facultad de Ciencias
de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).
En el caso de los insectos, incluso es más complejo, dado que muchos de ellos son
atraídos hacia la luz. Los insectos utilizan la luz de la luna para desplazarse. “Para un
insecto, la luz de una pantalla es parecida a la luz de la luna, sobre todo las luces más
frías y blancas, atrayéndolos hacia ella y generando un efecto de trampa”, complementó.
De este modo, en el caso de insectos como las polillas, ellas quedan atrapadas y genera
que murciélagos o aves vayan a capturarlas, convirtiéndolas en presa fácil. Con eso, se
podría acabar una población. En concreto, las polillas en Chile, específicamente la familia
Geometridae, poseen la característica de ser endémicas y asociadas a vegetación nativa.
Con ello, aumenta la posibilidad de extinción.
“Podríamos pensar incluso que la cantidad de luminarias que tenemos actualmente podría
estar actuando en desmedro de la cantidad de insectos y es por eso que vemos una
menor cifra de ellos”, agregó el Dr. Zamora.
Respecto a la nueva norma lumínica, el académico enfatizó en lo positivo de la iniciativa.
“Es muy buena, aunque estamos atrasados. Me habría parecido mejor que entrara en
vigencia hace 10 años. El desmedro de la biodiversidad producto de la iluminación
artificial ya es una realidad”, finalizó.
Contaminación lumínica en el intermareal
En relación con la biodiversidad, según cifras del Decreto 1 de la Norma de Emisión de
Luminosidad Artificial, cerca del 30% de los vertebrados y sobre el 60% de todos los
invertebrados son nocturnos. Además, se establece que más del 60% de los mamíferos
conocidos y sobre el 50% de los insectos se ajustan al nicho ecológico de noche.
Respecto al intermareal, existen estudios que demuestran que cambian las relaciones
entre las especies, ya sea con luz o ausencia de ella, ya que altera los biorritmos
circadianos. “En Isla de Pascua, hicimos buceo durante el día y la noche. Hasta los 15 o
20 metros de profundidad, existen diferencias sustanciales respecto a las especies que
aparecen de día y de noche”, comentó el Dr. Iván Hinojosa, académico de la Facultad de
Ciencias UCSC.
De este modo, la diversidad de invertebrados aumenta de noche. También existe un
intercambio de peces durante el día, que no son los mismos que circulan de noche.
Existe un intercambio de especies y se tiende a pensar que bajo el mar hay ritmos
circadianos marcados.
“Al cambiar los biorritmos de las especies, existen mayores intensidades de depredación
durante la noche, en momentos en que no debería haber. Además, hay una activación
también de muchas especies de aves a las luces costeras, como es el caso de la Fardela
Blanca y la Golondrina de Mar, las que están en peligro de extinción y son atraídas por la
luz. Creo que tiene que ver con una desorientación en el momento de nidificar”, señaló el
Dr. Hinojosa.
Sobre el espectro de luz, se apuesta por la disminución de las luces azules y un aumento
de luces más cálidas, lo que se relaciona además con el ingreso de la luz en el mar. “Las
luces más frías deberían penetrar más en las profundidades. Esto se relaciona con el
impacto de la luz de noche sobre los ecosistemas marinos. Al cambiar a un espectro de
luz más amarillo, se espera que existan menos efectos”, finalizó.